ADOLESCENCIA

Mi hijo ha cumplido los trece años, y desde hace un tiempo le noto distante conmigo… Sí, sé que está entrando en la adolescencia, pero no puedo creer que haya sido tan rápido. ¡Si hasta hace nada se desternillaba de risa conmigo! Me preguntaba. Me buscaba. De repente todo se ha desmoronado de golpe. Ahora me mira juicioso. Crítico. Es como una especie de radar-detector de “todoloquesupadrehacemal”, y el tío es infalible… me pone a prueba constantemente. A medida que le crece otro pelo en la barbilla, el rechazo hacia mí aumenta a la misma velocidad… ¿Realmente me odia?

La adolescencia es una época de muchos cambios. Uno de los grandes RETOS es distanciarse de la familia para encontrar un nuevo grupo de referencia (amigos y pareja). Curiosamente, para hacer este duelo más fácil, la naturaleza genera rechazo hacia los padres. Es algo casi “instintivo”. No es que tu hijo sea un tirano-egoísta-desagradecido (aunque ahora lo parezca), tu hijo NECESITA ver fallos a su familia para poder separarse de ella. NECESITA creerlo para salir y tratar de buscar algo “mejor” ahí fuera… Por un tiempo. Luego se quitará las gafas detectoras de “todoloquesupadrehacemal” y volverá a verte con admiración. Aguanta. Aguanta unos años, que volverá.