FOBIA SOCIAL
¿La personalidad es estable? En mi caso, no sé qué pensar… En el trabajo soy alguien muy distinto a la persona que creía ser. Siempre he tenido facilidad social, incluso entre mis amigos soy quien tiene más anécdotas divertidas que contar (y eso es un gran indicador de éxito social…). Pero en el trabajo… En el trabajo no sé qué me pasa. Parece que cruzo la puerta y, como en el programa “Menudas Estrellas”, me convierto en otra persona por unas horas. De repente soy extremadamente tímido, casi fóbico social.
Prudente: nivel cien. Me llegan de golpe todas mis inseguridades y me siento estúpido. Inútil. Torpe. Creo que todo el mundo me mira y me juzga. Es como si tuviese un foco encima de mí iluminando cada uno de mis movimientos. Soy un actor rodeado de un público imaginario, y no sé cómo debería actuar… me vuelvo artificialmente forzado. A veces hasta no sé ni cómo colocar las manos, ni las piernas… para que no quede raro. Y me noto raro. Y soy raro.
Ahora vivo en mis propias carnes lo que sentía el niño tímido de mi clase. Le llamábamos Pepe, aunque se llamaba Pedro (mejor dicho, “Pe-pe-pedro”, de ahí lo de Pepe). El pobre salía a exponer y sudaba tanto que volvía al pupitre como quien acaba una maratón. Madre mía, ¡qué manera de sufrir! Día tras día, año tras año… Y el tío ahí, al pie del cañón. Era un superviviente