PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS NEGATIVOS

Por fin nos juntamos los amigos de la universidad. Viernes noche. Como si no hubiese pasado el tiempo. Risas. Anécdotas. Cómo te va. Recuerdas cuándo… ay qué bueno. Otra cerveza. Ambiente dicharachero, hablando de cualquier cosa… De repente, suelto un comentario “gracioso” que, mientras lo estoy diciendo, me doy cuenta de que en realidad es una “sobrada”. Me mira raro mi amiga. Si, me he pasado. Me entran los calores. Qué agobio. Ellos enseguida cambian de tema. Pero yo me quedo atascado en ese momento. “Joe, ¡qué cagada! cómo se me ha ocurrido decir eso, es que de verdad parezco gilip***. Encima ni siquiera lo pienso… es que soy un bocazas. Ahora va a pensar que realmente soy de esos que piensan así, bueno es que puede que en el fondo entonces sea de esos…”. Ellos siguen hablando de cualquier cosa. Noto que me he salido del grupo, ahora son ellos por un lado y yo (con mi runrún) por otro: “No van a volver a querer quedar conmigo, y con razón, si es que soy… Encima llevo un rato sin hablar, van a pensar que…”. Entretanto, la emoción de culpa, inseguridad, malestar, va creciendo por momentos, hasta el punto de que sólo quiero irme de ahí y no volverles a ver.


Pero, espera, ¿en serio ha sido TAN desafortunado el comentario?, y, de ser así, ¿me van a odiar por eso?, ¿la imagen que tienen de mi se reduce a un comentario? Y, además, ¿la mejor reacción es callarme y huir? 


Me doy cuenta de que hay una voz dentro de mi que me habla todo el rato. Me dice lo que debería hacer, sólo se fija en mis errores, anticipa que van a suceder cosas horribles, me dice cosas que no han pasado, cree saber lo que otras personas piensan de mi… Y todo esto me lo dice susurrando tan bajito que casi ni la oigo. Yo pensaba que tenía el control de mis pensamientos hasta que empecé a escuchar a esta voz y me di cuenta de cuánto me maneja. Me boicotea sin que me dé ni cuenta. Se camufla como un “razonamiento coherente” y ¡me las mete dobladas a diario!