PERFECCIONISMO

La verdad es que últimamente no duermo bien. Ya es costumbre esto de andar a las 3 am insomne. Tumbado en silencio y pensando a gritos. Y todavía me pregunto por qué mi cerebro no se duerme… Ojalá alguien inventase un botón de OFF cerebral. Porque siento que no soy capaz de parar. Sigo dándole vueltas y vueltas…

“Quiero que salga bien”. “Me agobia que no sea como espero”. Soy un hombre al que le gustan las cosas bien hechas, pues si, ¿y qué hay de malo en eso? Pienso; si supiesen de pequeño lo despreocupado que era… y ahora así, que hay quienes me consideran perfeccionista… tiene gracia. Yo siempre he sido un desastre. Cierto es que empecé a ver logros en mí y me empecé a ilusionar. Poco a poco me di cuenta de que no era tan inepto. Que servía para algo. Entonces descubrí el placer de las cosas bien hechas. Nació en mi una especie de autoexigencia muy gratificante. Y ella es la que me empuja a dar lo mejor. Me hace perseguir mis metas hasta el final. Porque sabe que puedo. Me aprieta hasta que lo consigo. Y gracias a ella estoy donde estoy, y soy quien soy…

Pero ahora, a las 4:45 am, y desvelado desde ni se sabe cuánto, pienso hasta qué punto esta parte de mí sigue siendo útil. Tal vez se esté pasando de rosca… Quizá sea el momento de jubilarla y cambiar de estrategia. Ella, que tanto me ayudó, ahora no me ayuda… La que antes me empujaba, ahora me estrangula.