VIOLENCIA DE GÉNERO

Comento a mi marido, angustiada, una bronca en el trabajo. Busco alivio, aunque siempre recibo lo contrario. Él me dice que soy yo, que eso me pasa por tonta. “Y suerte que no te echan, porque para lo que sirves…”, “a ver quién te contrata a ti ahora…”. Me angustio más. Pienso que se pasa conmigo. Me machaca mucho. Llevamos un rato en silencio viendo la tv. Yo con un nudo en la garganta. Enfadada con él. De repente, roza mi mano. Me da un beso. Que no me ponga así. “Encima de que trato de ayudarte”. “Además, no ha sido para tanto. Sólo soy sincero contigo. No como los demás, que piensan lo mismo y no te lo dicen”. “Nadie te va a querer nunca como te quiero yo”. Una parte de mí nota que a veces es brusco. Me mete caña para que espabile, pero en el fondo sé que lo hace por mí. Tiene razón…

La violencia de género es todo un PROCESO de manipulación que comienza con sutiles agresiones. Son pequeñas descalificaciones que van mermando progresivamente la autoestima de la mujer. Ella, al verse incapaz e inútil, comienza a aislarse de sus amigos, familia… siendo cada vez más vulnerable y dependiente de él. Con el tiempo, las humillaciones se vuelven más frecuentes e intensas, pero se combinan con mensajes de amor y actos de arrepentimiento, lo que le lleva a confiar en un posible cambio. Pero no cambia. De hecho, empeora. Aunque por momentos se da cuenta de que está atrapada en una relación insana, su inseguridad le impide dejarla. No cree tener otra opción. Además, no termina de entender si él la ama o la rechaza, pues recibe amor y agresión por igual. En un mismo día la maltrata y luego le promete una vida feliz. Está inmersa en una confusión tan grande que duda hasta de su propia percepción (“seré yo, que lo estoy exagerando…”). Acaba creyendo las muestras de amor, y justificando los estallidos de agresividad (“está cansado, le he provocado yo…”). Incluso se culpa a sí misma de ellos. Va entrando poco a poco en un círculo vicioso del que cada día será más difícil escapar.